CONDONACIÓN DE LA DEUDA PARA JUANI
Soy Juani y mi historia empieza cuando decido tener vivienda propia junto a mi pareja,
negociamos las condiciones y lo mejor fue que no hizo falta avalista, los dos teníamos trabajo
y nos iba bien.
A partir del 2009 yo perdí mi trabajo, por lo que empezamos a tener problemas económicos.
Al año siguiente mi pareja también se quedó en paro, las cosas fueron empeorando, tuvimos
que dejar de pagar la hipoteca y, para el colmo de los males, cuando mi pareja era empresario
adquirió unas deudas. Por lo que éstas venían de todos lados, a mi pareja le reclamaban
dinero de un crédito ICO, pagos de la seguridad social, de hacienda... Todo esto conlleva a que
nos notifiquen la fecha de subasta de la vivienda, pues ya está en proceso judicial.
Asustada recurrí al grupo de vivienda del 15M, allí encontré apoyo moral y ayuda
incondicional para enfrentarme a una lucha con el banco Sabadell, el cual no me permitía una
dación en pago por haber unas cargas de las que yo nada tenía que ver.
Decidí poner mesas informativas en la puerta del Banco Sabadell con el apoyo de la
plataforma y esto hizo cambiar de opinión al banco. No tardaron mucho en ofrecerme
posibles acuerdos y llegar a negociar, siempre y cuando dejáramos de poner mesas en la
puerta de su oficina. Tras muchos meses de ir y volver al banco, meses de angustia y armarme
de paciencia me ofrecieron una condonación de la deuda; esto es que tras perder la casa no
tuviera que continuar pagando una hipoteca de algo que ya me había arrebatado el banco.
Esperamos a que fuera la subasta y finalmente ya puedo decir que no tengo más deudas con
el banco. Desde el mes de febrero de 2016, tras 3 años de lucha, vivo de aquiler con mi hija,
algo que también ha sido dificil de encontrar y sostener, pues piden fianza de tres meses (un
total que asciende a 1200 euros) más alta de luz y agua (que son otros 300 euros más).
Mensualmente el pago del alquiler es de 400 euros y poco a poco nos vamos arreglando, pero
es horrible iniciar un alquiler si no tienes ahorros o una ayuda externa. En este punto es en el
que nos encontramos muchas después de perder nuestro hogar y dar el paso de iniciar una
nueva vida en una nueva vivienda: es algo también muy difícil e igual de doloroso.
¡ CONSEGUIDA LA DACIÓN EN PAGO PARA BLANCA !
Blanca tiene 60 años de edad y llevaba seis de ellos pagando escrupulosamente las cuotas de
un crédito hipotecario concedido por UCI (Unión de Crédito Inmobiliario, una agencia
financiera que trabaja en estrecha colaboración con el Banco Santander). Perdió el empleo y
consecuentemente cualquier posibilidad de hacer frente a estas cuotas. La certeza de que no
le sería posible seguir pagando y mucho menos terminar de pagar la hipoteca la movió
a contactar con UCI y con el banco para explicar su situación e intentar por todos los medios
devolver el piso. Lejos de escucharla, en ambos sitios empezaron a darle largas, a someterla
a esperas interminables al teléfono... y finalmente dejaron de atender sus llamadas. Sólo
cuando llamaba desde los teléfonos de amigos lograba hablar con algún empleado de UCI o
del banco Santander, que miraban hacia otro lado y la mareaban pidiéndole documentos que
acreditasen su situación en plazos de tiempo imposibles de cumplir. Así las cosas, su única
opción fue dejar de pagar la hipoteca.
Vale la pena detenerse aquí para hacer algunas puntualizaciones que ponen de manifiesto la
manera de trabajar tan turbia, poco profesional y rastrera de esta tal UCI desde el principio:
la hipoteca se firmó en un bar sin la presencia de un notario ni un abogado; la cuantía del
crédito excedía la del porcentaje del precio de la vivienda que a ella le faltaba por pagar (tenía
algo de dinero ahorrado que dedicó a dar un adelanto); no le pidieron aval pero en las
escrituras de la casa figuran ella, su hija y su marido, que jamás ha salido de Ecuador (por
esto precisamente insiste una y otra vez en que no quiere que sus hijas hereden sus deudas),
etc. Acudió desesperada a la asamblea de vivienda y el proceso de ejecución hipotecaria
siguía su curso y los intereses se acumulaban. La deuda ascendía a 100.000 euros y lo que ella
y la plataforma quería era conseguir la dación en pago, es decir, que le quitaran su casa y no
quedarse con esa deuda de por vida. La denuncia y presión se mantuvo durante más de un
año con continuas mesas informativas ante el banco de Santander y finalmente esta presión
dio su fruto, conseguimos firmar la dación en pago, una de las primeras que conseguía el
grupo de vivienda del 15M de Huesca.
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